Gatitas en carrito de paseo como auténticas reinas

Lo reconocemos. Somos tres gatitas con mucho estilo. Nos encanta ir a la última moda y, si fuéramos humanas, desde luego no nos perderíamos ni un solo desfile de París.

Lo cierto es que, hablando entre nosotras, se nos ocurrió una idea entre “malvada” y “divertida”. Queríamos salir a pasear por la ciudad desde un “trono rodante”, convertirnos en las “reinas” de la calle y que todos nos miraran con asombro a nuestro paso.

Por cierto, es hora de presentarnos: somos Luna, Mia y Cleo, tres felinas con mucho estilo y un cierto toque de desfachatez. Muy simpáticas, juguetonas y aventureras, con ganas de conquistar el mundo con glamour.

 
 


Elección del carrito

Vamos por partes. Hablamos de un “trono rodante”. ¿Qué se podría asemejar a eso? ¿Un carrito de bebé? Dicho y hecho. ¿Y el color? ¡Rosa, por supuesto!

El gran día: Viernes Santo en Sevilla

Todo comenzó una mañana de abril, plena primavera. Se percibía ya que iba a ser un día con sol y temperaturas superiores a 20 °C, lo que los humanos llaman “buen tiempo”.

Ese día celebraban el Viernes Santo, conmemorando la muerte y Resurrección de Jesucristo, un hombre que falleció hace más de dos mil años y cuya figura es muy importante para nuestros dueños.

Nuestros amos veían un programa informativo especial llamado La Madrugada de Sevilla, en el que miles de personas desfilaban por las calles desde la noche anterior. Son tradiciones que nosotras, las felinas, no acabamos de entender, pero, por la expresión de nuestros dueños, aquello era muy importante y estaba muy arraigado.

En nuestra casa, el Viernes Santo es fiesta nacional: nadie trabaja. Por eso, ellos seguían en pijama, tranquilos, tomando un café y viendo la televisión.

De la tranquilidad a la sorpresa

Nosotras dormíamos apaciblemente en uno de esos colchones especiales para gatos, colocados junto a una ventana por donde entraba un sol primaveral que resultaba extremadamente somnoliento.

Soñábamos con comida y una buena siesta cuando lo vimos: una mujer joven empujando un carrito de bebé rosa. A pesar de la distancia, la textura parecía muy suave; los cojines se asemejaban a nubes y el diseño era tan elegante que no pudimos evitar ronronear.

Lo más sorprendente fue descubrir que ese carrito era para nosotras. ¿Cómo supo nuestra ama lo que deseábamos? Sonó el timbre y la parte delantera del carrito empezó a entrar en casa. La amiga de nuestra dueña lo cedía porque ella ya lo necesitaba.


Un carrito diseñado para nosotras

Era como si lo hubieran creado pensando en nosotras tres: felinas con clase, curiosidad insaciable y la necesidad de estar siempre cómodas.

Nuestra dueña, con una sonrisa cómplice, nos preguntó: “¿Preparadas para vuestro primer paseo de verdad?” ¡Y vaya que lo estábamos!

  • Luna, nuestra British Shorthair de pelo gris y ojos dorados, se acomodó, inspeccionó los cojines y ronroneó: “Aprobado”.

  • Mia, la Maine Coon de pelaje abundante y espíritu aventurero, saltó al carrito, exploró cada rincón y exclamó: “¡Vistas panorámicas, chicas!”.

  • Cleo, la Scottish Fold de orejitas dobladas, subió con paso tierno y dijo: “¿Estamos listas para conquistar corazones o qué?”.

Nuestro ritual favorito

Desde entonces, el paseo se ha convertido en nuestro momento favorito. Salimos con estilo, las tres cómodamente instaladas, atentas a cada detalle: hojas volando, perros curiosos y humanos boquiabiertos que nos graban con sus móviles.

Los paseos al atardecer son mágicos: luces, sonidos y aromas hacen que todo parezca más emocionante. No importa si es una tarde en el parque o una caminata por el centro; el mundo es nuestro escenario y cada salida, una nueva aventura.

Nada de esto sería posible sin el amor de nuestros dueños. Aún nos preguntamos cómo supieron que deseábamos pasear en un carrito de bebé como auténticas reinas.

Gato Bengalí Blanco: Desvelando los Secretos de los Gatos Snow
Ya sean Mink, Sepia o Lynx, te lo contamos todo